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Es extraño encontrarse uno escribiendo el prólogo de un libro que, seguramente, nunca leerá de corrido, que utilizará tan sólo como texto de consulta. Esto no ha sido obstáculo para que los dos juristas que lo firman me insten a escribirlo. El resultado son estas líneas, donde, en primer lugar, se hace una petición de acortar las distancias #tradicionalmente grandes# entre la justicia y el conocimiento. En segundo lugar, este prólogo expresa el deseo de las formas arcaicas, que, a mi entender, no son simples anécdotas de forma sino que enmascaran profundas deficiencias. Por último, se plantea el tema de la justicia y el humanismo. Todo esto intenta constituir una elegía, mezcla de alabanza y funeral, del mundo de la construcción, al que pertenezco desde mediados de los años sesenta como profesional y también como docente desde la cátedra de Cálculo de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. |