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El secuestro interparental de menores es un fenómeno que crece día a día junto al incremento de las situaciones de crisis de pareja. La cuestión resulta altamente preocupante por la fragilidad del sujeto afectado, que si bien en un principio no se ve perturbado en su salud, integridad y seguridad, sí padece una grave lesión en un derecho básico para su desarrollo integral como persona: el derecho a relacionarse con su padre y resto de familiares. La sustracción del menor de su ámbito habitual de residencia lesiona derechos fundamentales del menor y de los parientes que se ven privados de su compañía, porque el ordenamiento jurídico debe responder para restablecer la situación anterior. |