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La figura de Matilde Cazola resulta paradigmática en cuanto a la cuestión de la identidad femenina. Nació en 1943, adelantándose al discurso feminista, Matilde subió al tren de la rebelión, en busca de un destino particular, alejándose adolescente de su ciudad natal, como un personaje de novela, de aquellos que se amarran el pañuelo a la cabeza y toma su bulto de cosillas en el palo al hombro. Partió hacia otros rumbos para volver muchos años después enriquecida por el polvo de los caminos, llamadas por las montañas que al fin y al cabo, eran sus raíces y las de sus ancestros. |