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Roma es menos amplia que otras capitales, con un gran crecimiento sobre todo en los últimos siglos. Grandes partes del centro histórico pueden recorrerse agradablemente a pie, y una buena organización del tiempo y de los itinerarios permite alcanzar en pocos días una percepción suficiente de la topografía y de las proporciones, al menos dentro del circuito de los muros imperiales. La verdadera dimensión de Roma no es tanto espacial, como temporal. Ya desde las vías de acceso, la ciudad eterna se abre de improviso: del visitante se apodera una emoción violenta un abrazo tenaz, un sentimiento de la historia y del poder. |