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Hoy todos admiten, aunque solo sea formalmente, que la so¬ciedad francesa es una «sociedad bloqueada». Sin embargo, la cuestión no es denunciar los defectos de nuestras estructuras o de nuestros hábitos --v menos aún soñar con el mundo maravilloso que sería el nuestro con tal de que aceptáramos una u otra de las múltiples recetas que nos ofrecen nuestros exper¬tos en la materia- sino comprender y provocar el cambio.
¿Por qué la sociedad francesa ha quedado bloqueada dentro de su andamiaje burocrático y paternalista? ¿Por qué los fran¬ceses emplean su tiempo en reforzar, hasta mediante sus recri-minaciones, el sistema bajo el cual padecen? ¿Cómo cambian? ¿Cómo podrían cambiar? ¿De qué modo podría el conoci¬miento ayudarlos a cambiar mejor o a cambiar de un modo distinto?
Tal es el doble tema de esta obra, fruto de una serie de dolo¬rosas confrontaciones entre mi experiencia de investigador y mis frustraciones de ciudadano.
En su mayor parte estos ensayos fueron escritos en los dos años previos a la crisis de mayo.* Sus temas --el poder, la par¬ticipación, el cambio y la crisis- son los que fueron más pro¬fundamente vividos por muchos de nuestros conciudadanos durante el estallido revolucionario que nos envolvió. Los demás ensayos -los últimos- son intentos de respuestas a la crisis que desde entonces quedó planteada.
La expresión «sociedad bloqueada» fue ideada por mi colega y amigo Stanley Hoffmann para designar, en un capítulo de A la recherche de la France, este fenómeno al que dedicamos largas horas de apasionadas discusiones.
También las ideas que se hallarán expuestas en este libro sur¬gieron de las múltiples confrontaciones desarrolladas tanto en
* Como es obvio, el autor se refiere a la rebelión estudiantil y a los sacudimientos sociales que acaecieron en Francia durante mayo de 1968. Innecesario es aclarar que las expresiones «crisis de mayo~ o simplemente «mayo» empicadas a lo largo del texto aluden a esos hechos. (N. del E.)
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