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He aquí un Diccionario de Sociología elaborado, por vez primera, enteramente por auto¬res españoles. Ello, esperamos, será un motivo de satisfacción, no sólo para quienes nos de¬dicamos a las tareas de la disciplina, sino para muchos de nuestros conciudadanos. Es tradi¬cional -es ya más típico que tópico- señalar la presunta debilidad de nuestra sociedad civil como causa de la falta de interés por el ser real de España y la paralela fascinación por la supuesta esencia inaprensible y metafísica de ese ser. Fue algo que, en su día, llegó a obse¬sionar a no pocos de nuestros mejores pensadores. Sin embargo, y aunque sea imprecisa la fecha, hace ya lustros que los españoles decidieron seguir el consejo orteguiano de «ir a las cosas mismas» y a despreocuparse de su esencia. La sociología española forma parte, qué duda cabe, de un ir a las cosas mismas de la sociedad española. Y es una parte importante. Ello equivale a afirmar que su manifiesta maduración es un síntoma, a nuestro juicio saluda¬ble, de la sociedad misma cuyo análisis y comprensión llevan a cabo nuestros sociólogos.
Sería presuntuoso por nuestra parte suponer que este Diccionario de Sociología pone de manifiesto la madurez de nuestra disciplina. Es tan sólo un ejemplo más de los muchos que podrían aducirse 1 para probarlo. Es una muestra más del nivel laboriosamente alcan¬zado tras la travesía del desierto de los decenios de la posguerra, del que salimos tan tar¬díamente. Se trata en todo caso de una madurez que posee características singulares que merecen ser puestas de relieve, pues afectan claramente al Diccionario.
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