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François Martineau, abogado del Colegio de París y autor de "Técnicas de Argumentación del Abogado", ofrece una síntesis valiosa entre los fundamentos jurídicos de la argumentación judicial y las soluciones de la retórica antigua. Su obra se enfoca en el correcto y eficaz uso del lenguaje jurídico para la construcción de discursos argumentativos dirigidos a un auditorio, ya sea el juez o la contraparte.
En esencia, el trabajo de Martineau se puede resumir en los siguientes puntos clave:
Distinción entre la argumentación del abogado y la del juez
Martineau subraya que, aunque ambos son actores fundamentales en el proceso judicial, sus objetivos y enfoques argumentativos difieren:
El juez busca justificar y fundamentar su decisión con base en las leyes y argumentos veraces. Su razonamiento es objetivo e imparcial.
El abogado busca convencer y demostrar su postura con pruebas. Su razonamiento es subjetivo y parcial, y puede utilizar argumentos que no siempre son demostrables o incluso "falaces" en el sentido de que buscan la adhesión más que la verdad absoluta.
La importancia del orador y su adaptación al auditorio
Para Martineau, la eficacia de la argumentación recae en gran medida en las cualidades del orador:
Status y credibilidad: El reconocimiento que la comunidad le otorga al orador.
Conocimiento objetivo: Un entendimiento profundo del tema sobre el que se argumenta.
Presentación ética: Evitar la malignidad o el engaño.
Adaptabilidad al auditorio: La capacidad de ajustar el discurso a las características y expectativas de quien escucha.
La construcción de la argumentación judicial: Un enfoque retórico
Martineau estructura la argumentación judicial siguiendo los pasos de la retórica clásica, analizando los argumentos según su materia, forma lógica y la naturaleza de las relaciones que implican. Se centra en las etapas de construcción del discurso:
Determinación del objetivo: Clarificar qué se busca lograr con la argumentación.
Análisis del expediente judicial: Un estudio minucioso de los hechos y el derecho aplicable.
Síntesis argumentativa: La organización coherente de los argumentos.
Cualificación e interpretación: La habilidad para darle el peso adecuado a los hechos y las normas.
Etapas del alegato (Dispositio)
Martineau detalla las partes fundamentales de un alegato judicial, destacando su importancia para captar la atención del auditorio y lograr su adhesión:
Exordio: El inicio del discurso, diseñado para predisponer favorablemente al auditorio y captar su atención. Debe ser acorde con la causa, moderado en estilo e ideas, y se compone al final del estudio del caso.
Narración: La exposición clara y verosímil de los hechos del caso. Debe ser breve y concisa, especialmente en causas complejas.
División: El establecimiento de los puntos controvertidos y no controvertidos del caso.
Confirmación: La parte dedicada al desarrollo de los argumentos y la presentación de las pruebas que los sustentan.
Refutación: La destrucción de los argumentos del adversario.
Peroración: La conclusión, destinada a conmover al auditorio y dejar una impresión duradera a favor del cliente.
La materia y la relación del argumento
Martineau también profundiza en el tipo de argumentos que un abogado puede utilizar:
Argumentos de derecho: Basados en leyes, normas y precedentes.
Argumentos de hecho: Fundamentados en la evidencia y los acontecimientos.
Argumentos de valor: Apelando a principios éticos o morales.
Argumentos de emoción: Dirigidos a los sentimientos del auditorio.
Además, analiza la aserción argumentativa (el juicio) y los diferentes tipos de juicios desde una perspectiva lógica formal y psicológica, así como la naturaleza de las relaciones que comportan los argumentos.
En resumen, François Martineau ofrece una guía práctica y profunda para los abogados, rescatando la sabiduría de la retórica antigua y aplicándola al contexto moderno de la argumentación judicial. Su obra es una herramienta valiosa para perfeccionar las habilidades discursivas y lograr mayor eficacia en los estrados judiciales. |