La distribución de la renta nacional constituye el pro¬blema central de los economistas clásicos, particularmente Adam Smith y David Ricardo, los cuales consideran esencialmente tres grandes categorías de renta, o sea tres / grandes clases sociales: los terratenientes (renta de la tierra), los capitalistas agrarios, industriales y comercia¬les (beneficio) y los trabajadores dependientes (salario). Para los economistas clásicos la renta urbana es una subcategoría de la renta de la tierra y el interés es, valién¬donos de la expresión de Smith, una «renta derivada» del beneficio en el caso de préstamo a la producción, o de una u otra de las dos rentas en el caso de préstamo al consumo; generalmente son los comerciantes los que hacen préstamos al Estado o a los particulares. Marx ha¬blará más tarde de «capitalistas monetarios». Los clási¬cos saben de sobra que existen también trabajadores independientes, que en su tiempo eran muy numerosos: agricultores directos (farmers) y artesanos (independent manufacturers); éstos obtienen rentas que son una com¬binación de dos o tres de las rentas originarias antes indicadas; hoy hablamos de rentas «mixtas». Y finalmen¬te están todos los que perciben sueldos u otras compen¬saciones del Estado, de las instituciones o de los «ricos»; son, todos, trabajadores «improductivos» que obtienen rentas derivadas (Smith, La riqueza de las naciones, Lon¬dres, 1961): «El trabajo de algunas de las categorías más respetables de la sociedad es, como el de los servidores, improductivo de todo valor y no se fija ni se realiza en objeto alguno duradero o en alguna mercancía vendible ... El soberano, por ejemplo, y todos los empleados civiles y militares que sirven a sus órdenes, todo el ejército y la marina entera, son trabajadores improductivos; son servidores del público y se mantienen con una parte del producto anual del trabajo de los demás.