El Conflicto en Bolivia parece ser eterno. Da la impresión de que es la marca cotidiana de la actividad política: en una época se intensifica más que en otras, y sólo en pocos momentos se aleja. No siempre el conflicto se ha solucionado de manera pacífica, y menos aun utilizando los canales institucionales. En general, los enfrentamientos políticos, las pugnas sociales, tienen que acentuarse y llevar al país al borde del abismo para que los bolivianos tomen conciencia de que no es necesario arriesgar vidas para solucionarlos.