Cuando apareció la resonancia magnética (RM), parecía que la artrografía quedaría obsoleta. ¡Qué lejos de la verdad! Hoy en día, la artrografía sigue siendo una parte esencial de los estudios de imagen musculo-esqueléticos, principalmente en conjunción con la RM y la TC. ¿Qué añade la artrografía a la RM? En primer lugar, las estructuras articulares son más fáciles de ver en una articulación rellena con líquido que en una no distendida. Segundo, la RM convencional a menudo no puede distinguir entre un ligamento desgarrado y un ligamento irregular, pero competente. Además, cuando el contraste artrográfico se extiende por el ligamento, es posible diagnosticar con confianza un desgarro. En tercer lugar, el contraste artrográfico perfila estructuras que tienen bajas diferencias naturales en la intensidad de la señal de RM y se extiende a lesiones no desplazadas que podrían ser in-detectables para la RM convencional. La artrografía puede acompañar con utilidad a la RM o la TC, aunque nosotros preferimos la artrografía con RM. Esta elección se debe en parte a la preocupación sobre las dosis de radiación en pacientes jóvenes. Por otra parte, la RM revela fracturas no desplazadas o incompletas, edema y hemorragia de una forma que está fuera del alcance de la TC. No obstante, en el libro hemos incluido la artrografía con TC, ya que es una alternativa legítima cuando los pacientes no pueden someterse a RM. Las infiltraciones en las articulaciones son útiles no sólo para diagnosticar des-organizaciones articulares, sino también para identificar generadores de dolor y tratar el dolor articular.