Comencemos por los políticos. Son nuestros fabricantes de miseria por antonomasia. Es contra quienes primero se alza el dedo acusador de la sociedad, quizá por ser los más visibles de todos nuestros ciudadanos. Ser político, en nuestros días, es ser el payaso de las bofetadas. El prestigio es mínimo. El descrédito es enorme. Las burlas son constantes. La falta de credibilidad resulta casi total. Hemos llegado al extremo de que los políticos tienen que asegurar que son otra cosa si desean aspirar a un cargo público. Tienen que disfrazarse. Jurar que son outsiders. Ésa fue la táctica de Noemí Sanín y en cierta medida de Andrés Pastrana durante las eleccio¬nes que tuvieron lugar en Colombia en el verano boreal de 1998. Fue, en el pasado, la estrategia de Fujimori y hoyes la táctica de Irene Sáez y del teniente coronel Chávez, «la bella y la bestia» de la contienda electoral venezolana. Es, en suma, lo que intenta cada aspirante a presidente, senador, dipu¬tado o alcalde: proponer su candidatura asegurando que cual¬quier parecido con los políticos convencionales es pura coin¬cidencia. ¿Por qué esta etapa de intenso desprestigio? 'Sin duda, porque casi todas las sociedades, según las encuestas, pien¬san que los políticos les han fallado. No suelen verlos como hombres de Estado que cumplen una función o como los guar¬dianes del bien común, sino los ven como unos tipos deshones¬tos y mentirosos, dispuestos a hacer cualquier cosa por en¬quistarse en algún pesebre gubernamental con el ánimo de desangrarlo. «Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error», suelen decir los políticos mexicanos, tal vez los mayores exper¬tos del planeta en apropiarse del dinero ajeno. Y vivir dentro del presupuesto es lo que intentan millares de nuestros pre¬tendidos servidores públicos. Las historias son tantas que no vale la pena consignarlas, se dice que los Salinas se apoderaron de centenares millones de dólares. Alan García llego al palacio de Pizarro con una mano delante y otra detrás. Cuando se exilió en Paris se las enseño a la prensa y las tenía llenas de diamantes, es decir ya era un hombre muy rico.
A
DESCRIPCIÓN | CONTENIDO |
Nº de control | 00000255 |
Autor | Apuleyo Mendoza Plinio |
Título | Fabricantes de miseria |
Editorial | Plaza y Janes |
Año | 1998 |
Páginas | 304 p. |
Idioma | Español |
Lugar | España |
Resumen |
|
ISBN | 0-553-06094-5 |
Materias | |
Ítem en Biblioteca | Centro de Documentación en Sociología "Dr. José Mirtembaum" |
Ejemplares | 1 |