Un pedagogo latinoamericano señalaba que los profesionales de literatura estamos formando una nueva generación de analfabetos en el continente. Alarmante afirmación y muy difícil de refutarla. La sociedad, los padres de familia y los alumnos, acusan al profesor de gramática y literatura, de casi todos sus males y fracasos en la universidad y en la vida. Lo cierto es que tienen razón. Sin duda alguna tenemos la delicada tarea de enseñar el manejo y dominio del lenguaje y este es él pasaporte a todas las ciencias, las artes, el estudio, la investigación y la comunicación.