La proliferación de perspectivas teóricas que distingue a la ciencia so¬cial de fin de siglo ha impactado de diversas formas al desarrollo discipli¬nario. Una de las vetas más interesantes es la del redescubrimiento de los clásicos. Las nuevas corrientes de pensamiento que empiezan a perfilarse a partir de finales de la década de 1970 han promovido de forma paralela un nuevo y enriquecedor interés intelectual en torno a las obras que die¬ron sustento a la sociología. Ante la pluralidad de puntos de vista que hoy es posible: asumir, los académicos han encontrado nuevas pautas de inter¬pretación en las obras que fueron escritas hace varias décadas y que hoy resultan extraordinariamente vigentes. En concordancia con este interés generalizado, en el presente libro se da a conocer un conjunto de trabajos donde algunos científicos sociales mexicanos exponen su propia interpretación en torno a pensadores que desarrollaron sus ideas durante la primera mitad de nuestro siglo. En la búsqueda dc una riqueza en la exposición, en el análisis de las principales contribuciones de los autores en cuestión, el interés por el desarrollo teórico-conceptual se conjuga con los datos biográficos, las cir¬cunstancias históricas, las influencias que nutrieron su pensamiento, el desarrollo disciplinario institucional y la trascendencia de aportaciones para las ciencias sociales contemporáneas. El libro se divide en tres secciones. La primera de ellas incluye ocho capítulos en los que se analizan las contribuciones de distintos autores que desarrollaron sus teorías en Europa y en Estados Unidos durante la últi¬ma parte del siglo XIX y las primeras dos décadas del xx. El importantísi¬mo debate intelectual que caracteriza a la cultura occidental de cambio de siglo se evidencia en la riqueza del pensamiento social que se genera en esta época. Así, los trabajos de Lidia Girola y Mónica Guitián nos abren nuevas perspectivas de análisis en torno a las obras de Émile Durkheim; Susana Ralskv nos introduce al pensamiento de George Herbert Mead; José Luis Orozco y Héctor Zamitiz analizan las contribuciones de Wilfredo