Este libro se ocupa de las relaciones entre el Paraguay y Boliva a lo largo del siglo XIX.Es un recuento de grandes proyectos y de notables esfuerzos por dominar la naturaleza, pero también es el relato del progresivo deterioro de las simpatías recíprocas y del fracaso de la diplomacia.El doctor Antonio Quijarro, quien mucho tuvo que ver con esa historia, escribió en 1901 que la controversia del Chaco Boreal parecía condenada "por una fatalidad que causa estremecimiento", "a envolverse de continuo en complicaciones inexplicables y muy perniciosas" En realidad no es solo cuestión de límites, sino las relaciones paraguayo-bolivianas en general se caracterizaron durante el siglo XIX por una sucesión de lamentables desencuentros, de buenas intenciones traicionadas y de iniciativas que no llegaron a fructiferar.