Este libro compara diversas democracias alrededor del mundo, centrándose en cómo sus estructuras institucionales influyen en la estabilidad y la efectividad del sistema político. Lijphart clasifica las democracias en dos modelos principales: el modelo mayoritario y el modelo consensual. El modelo mayoritario se caracteriza por la concentración de poder en manos de la mayoría, comúnmente encontrado en sistemas como el británico. El modelo consensual, en contraste, busca la inclusión y representación amplia de diversos grupos sociales, como el caso de Suiza o los Países Bajos. El autor sostiene que, si bien ambos modelos tienen fortalezas y debilidades, el modelo consensual suele ser más efectivo en promover la igualdad y la paz social. Las democracias consensuales, argumenta, logran mejores resultados en áreas como la protección de minorías y el respeto a los derechos humanos, mientras que las mayoritarias tienden a ser más rápidas en la toma de decisiones pero pueden polarizar a la sociedad.