Obsesión con el pasado: El autor critica que en América Latina se rinde culto excesivo a la historia y a los próceres, lo cual impide avanzar hacia una cultura del futuro. Ejemplo: el uso político de las efemérides patrias o el nacionalismo basado en viejas glorias. Educación deficiente: Oppenheimer muestra, con datos de pruebas internacionales como PISA, que la educación latinoamericana está muy por debajo de la de países asiáticos y escandinavos. Subraya la baja calidad de la enseñanza, el escaso respeto por los docentes y la falta de innovación pedagógica. Casos exitosos a imitar: El libro compara la situación latinoamericana con casos exitosos como: Finlandia: modelo educativo centrado en la calidad del maestro y la equidad. Singapur: disciplina, exigencia académica y educación tecnológica. Corea del Sur: fuerte inversión en educación tras la guerra. Chile: uno de los países latinoamericanos que más ha avanzado en reformas educativas. La importancia de la innovación: Argumenta que el desarrollo económico del siglo XXI depende de la creatividad, la ciencia y la tecnología. Pide una cultura que valore el mérito, la educación emprendedora y el pensamiento crítico. Cambio de mentalidad: Oppenheimer plantea que América Latina necesita dejar de pensar que el Estado lo debe resolver todo y empezar a fomentar la iniciativa individual. Promueve una actitud de “sí se puede” frente a los retos globales. Conclusión del autor: Para Oppenheimer, si América Latina quiere dejar de estar estancada y volverse competitiva en el mundo moderno, debe dejar de enfocarse tanto en su pasado y empezar a invertir seria y estratégicamente en su futuro, sobre todo a través de la educación de calidad, la ciencia, y el emprendimiento.