El mercado de Bolivia en relación al requerimiento de sistemas de información e implementación de tecnologías de información ha comenzado a ser cada vez más evidente por lo que el ingreso a este mercado con los conocimientos adquiridos era cuestión de tiempo. Los índices de ingreso per cápita por grupo laboral indican que los servicios profesionales de apoyo crecieron significativamente en los últimos 6 años (Instituto Nacional de Estadística, 2014) dando así la posibilidad no solo de ofrecer productos y servicios sino el percibir mayores demandas sin necesidad de ir por ellos (El Día, 2016). Desde luego los contenidos, servicios y aplicaciones son lo que le proveen al usuario final la oferta de valor que motiva la demanda. En otras palabras, la demanda de conectividad deriva de la percepción de valor de los contenidos, servicios y aplicaciones en la red (Katz, 2015). En este sentido, las tecnologías de la información son una oportunidad para incrementar la eficiencia sistémica, facilitar el encadenamiento productivo y constituirse una industria por sí misma al mismo tiempo que crear ventajas comparativas. (Katz, 2015)