Las poderosas organizaciones de narcotraficantes actúan dentro de Bolivia nada serían y nada podrían hacer si no que fuese porque cuentan con la complicidad directa de las Fuerzas Armadas o, al menos, de los altos jefes militares de ese país. El poder militar en Bolivia ha sido y es, en la actualidad, esencialmente fascista. El enriquecimiento más fácil y más rápido posible, a cualquier precio, es su finalidad primordial. EI narcotráfico ha crecido bajo la protección de la dictadura militar y en él se originan las escandalosas fortunas de que hacen ostentación muchos militares. Únicamente el retorno al imperi de la ley podrá acabar con la impunidad de que goza el poder militar. Por lo tanto, sólo una auténtica democratización del poder político en Bolivia podrá poner coto al creciente poder del narcotráfico, hasta erradicarlo.