"Mientras los poderes Legislativo y Ejecutivo son elegidos de manera directa por el voto popular y democrático, los miembros del Poder Judicial son designados por el Legislativo y, por lo tanto, no tienen legitimidad de origen, adquiriéndola a través de sus actos administrativos y sus decisiones jurisdiccionales. Los primeros son controlados por el Consejo de la Judicatura y los segundos son revisados por los órganos jurisdiccionales de distrito o Corte Suprema de Justicia; llegándose hasta hasta el Tribunal Constitucional cuando se vulneran derechos fundamentales. Hoy más que nunca, dada la importancia y magnitud que han adquirido en el terreno político las decisiones y fallas jurisdiccionales, es preciso tomar acciones que nos permitan fortalecer la legitimidad que debe ostentar el Poder Judicial y que nos lleve a recuperar la credibilidad y confianza de la ciudadanía, que son pilares en los que asienta su legitimidad". "Contamos en el Poder Judicial, gracias a Dios, con elementos valiosos que nos permiten abrigar la firme esperanza de mejores días para este eslabón de nuestra vida institucional y soporte de las más caras aspiraciones ciudadanas".